viernes, 17 de julio de 2009

El camino de Santiago

El año pasado por estas fechas tuve la oportunidad de hacer el camino de Santiago. Un trayecto en el cual aprendí la dureza del mismo, aunque siempre había pensado lo contrario. Los primero días son los peores, porque después del primero, al que la ilusión por empezar te hace andar solo, los siguientes te hacen plantearte el por qué de tu presencia en esos lares solitarios, con una mochila de 10 "kilazos" en mi maltrecha espalda. Es un trayecto de reencuentro con uno mismo donde la paz interior, se adueña del momento, y de un cuerpo sufrido por las ampollas sacadas a base de kilómetros de tierra. Te da tiempo a pensar todo aquello que te gustaría cambiar cuando llegues a casa y aquello cuanto anhelas, se torna importantísimo, pero a partir del tercer día, te das cuenta que lo verdaderamente importante es aquello que no puedes perder en un naufragio. Ya lo decía Jorge Bucay.. A partir de entonces, lo único importante ahí eres tú, tu mochila y tu palo (tiene otro nombre me resisto a llamarle así) para ayudarte a andar.

Después de 20 días pateando el norte de España, con bosques de película, con caminos imposibles y bellos a la vez, durmiendo en camas enanas donde mis piernas, a partir de mis gemelos dormían sostenidos por la ley de la gravedad, y lavándome en duchas donde, si no me agachaba, solo mojaba desde mis omoplatos hacia abajo, llegas a la estación de tren para volver a casa. La forma en la que me subo a ese tren muestra la dureza del camino. Cual elefante intentando entrar en un Seat 600, me postro en mi asiendo donde 13 horas mas tarde, aparecía en la estación del Carmen, donde mi vecino y amigo Juan, me mira y me dice: "Que lastimica".

Cuando entré a mi casa y vi mi ordenador, mi frigorífico, vi ese sofá, ese cuarto de baño, esa ducha levantada a 2,50 cm de altura pero sobre todo esa cama se me saltaron las lagrimas!! Una vez me acomodé y pasaron los días me di cuenta de una cosa: Todo seguía igual. Sánchez seguía roncando el muy cabroncete, echaban los mismos programas lamentables en la tele, los pastelicos de carne de Espinosa seguían estando igual de buenorros etc etc.. Y pensé: Es que estamos en Murcia pijo!!

Un año después, sin camino de Santiago de por medio vuelvo a tener la misma sensación. Me explico:

Entramos en Agosto de la mejor manera posible, con 40 grados a la sombra para relajar las tensiones. Después de varios días dando tumbos por las playas españolas buscando algo de tranquilidad, vuelvo a casa y me encuentro que todo sigue igual. Mi perro Sánchez sigue roncando cuando duerme, mi sobrina sigue creyendo ser Superman etc etc.. Pero sobre todas las cosas hay algo que no ha cambiado: La situación baloncestistica sigue siendo la misma!! Dios esto empieza a parecerse a la novela de intriga mas estrepitosa de Stephen King!!

Parece ser que faltan los famosos flecos de todos los veranos para cerrar definitivamente el tema del traspaso de poderes. Flecos que tienen la magnitud según la información que maneje cada uno. Unos me dicen que es un tema de avales, otros que solo faltan las firmas de los implicados y otros que aún no hay acuerdo, y que el Sr. Carabante exige por escrito ciertos elementos para que la operación, se pueda desarrollar con la tranquilidad que exige estar en la élite del baloncesto nacional. El caso es que sin esos dichosos papeles firmados por los interesados (porque a todos les interesa que eso se firme), no hay equipo, y teniendo en cuenta que faltan unas dos semanas para que los chicos empiecen a sufrir la pretemporada, retrasar le presentación no hace más que intranquilizar al respetable.

Ya no sé qué puñetas pensar. Será que los murcianos somos así? Así de dejaos, así de complicaos? Solo espero que por fin esta semana cambie la cosa para decir que por fin, estoy en un verano diferente.




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